martes, 6 de diciembre de 2011

Frases para reflexionar

Gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se debe a que los ignorantes están completamente seguros, y los inteligentes llenos de dudas.
Vete lejos, donde nadie pueda encontrarte, pero llévame contigo.
Si la distancia es el olvido, ¿como te siento aquí conmigo?.
Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es.
Los sueños nunca desaparecen siempre que las personas no los abandonan.
Perdonen siempre sus enemigos. Pero nunca olviden sus nombres.
Los sabios hablan porque tienen algo que decir. Los tontos hablan porque tienen que decir algo.
Solidaridad no es dar lo que me sobra, es dar lo que me hace falta.
La vida no se vive por las veces que respiras, sino por los momentos que dejan sin aliento.
Quien de verdad sabe de qué habla, no encuentra razones para levantar la voz.
Soy capaz de resistir todo menos la tentación.
El coraje no es la ausencia del miedo, si no el considerar que hay algo más importante que él.
Lo que hagas sin esfuerzo y con presteza, durar no puede ni tener belleza.
Las cosas que no se dicen suelen ser las más importantes.
Si lo que tienes te parece insuficiente, entonces, aunque poseas el mundo entero, todavía te sentirás en la miseria.
El cinismo consiste en ver las cosas como realmente son, y no como se quiere que sean.
Di la verdad aunque sea amarga. Di la verdad aún contra ti mismo.
Si te parece que algo es muy difícil, divídelo en trocitos más pequeños. Las cosas fáciles no cuesta tanto hacerlas.
Algunas puertas no deberían abrirse jamás, porque una vez que se traspasan ya no hay vuelta atrás.
Todos estamos hechos el mismo barro pero no del mismo molde.
Lo más frustrante de ser viejo es que ya sabes todas las respuestas pero nadie te pregunta.
Todas las personas nacen como original y la mayoría mueren como copia.
No pierdas mucho tiempo pensando en el problema. Dedica toda tu energía y sapiencia en buscar soluciones.
Comparte tus conocimientos. Es la mejor forma de alcanzar la inmortalidad.
La avaricia es de naturaleza tan malvada y perversa, que jamás sacia su voraz apetito, y después de comer tiene más hambre que antes.
Una vez terminado el juego, el rey y el peón vuelven a la misma caja.

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